Rebajas
Mi pericia lavando la ropa se asemeja a la que tengo planchando. La mitad de mi ropero está desteñido, y la otra mitad con una oscura silueta triangular tatuada. En consecuencia, de vez en cuando me veo obligado a renovar mi vestuario. Para ello me dirijo al centro, porque lo tengo cerca y porque ahí se ven muchas minifaldas. Entro en una tienda y cojo cuatro cosas, que en realidad son siete, y me planto delante de la zona de cajas. El dependiente, o dependienta, no se, no estoy seguro, me mira horrorizado/a. Tras examinar los productos uno a uno, se contrae, me hace señas para que me acerque y no alce la voz. Le hago caso, medio acojonado, y me acerco. Me pregunta que en qué mundo vivo. -Ah ¿pero es que puede uno mudarse a otro?-le respondo. Me cuenta que no he escogido ningún producto de rebajas, que en rebajas hay que comprar prendas rebajadas. Le pido perdón y le cuento que me gustan esos productos, estén o no de rebajas, que solo compro ropa escasas veces al año, y que además, nada de lo que he elegido es caro. No desiste y me reitera que tengo que comprar cosas rebajadas porque estamos en rebajas. Que el sector textil vive de eso. De vender a precio de coste todas las prendas que estaban de moda hace dos meses, y por lo tanto, que dejarán de estarlo dentro de otros dos,para cuando salga la nueva colección. Me dice que debo contribuir, que lo dice dollce & gabana, o algo así. Se pone solemne para mirarme a los ojos y decirme que la gente necesita comprar en rebajas para poder estar la moda, aunque sea por dos días. Le doy la razón y me marcho diciéndole que he olvidado la cartera en el coche, que ahora vuelvo. El pobre diablo no sabe que no tengo coche, ni cartera. Me siento en un banco antes de probar suerte en otra tienda. Echo una ojeada a la calle. Todas las tiendas tienen grandes rótulos anunciando sus ofertas. Todas excepto una pequeña farmacia. Claro. Ese demente tenía razón. Las farmacias no necesitan hacer rebajas. Los antidepresivos nunca pasan de moda.
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Yo pensaba era al revés, las rebajas son un gancho para vender la nueva colección y por eso es lo primero que te encuentras al entrar en las tiendas, lo rebajado está siempre en el último rincón con tres mil caza chollo revolcándose en las prendas, que miedo.
ResponderEliminarPuede ser. En realidad no llegué a ir de tiendas, me lo he inventado todo.
ResponderEliminarCualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.
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