El tic


Hoy es mañana y mañana es ayer. O no. O al revés. Bah. Da igual.
Digamos que viajar por el tiempo con la pila del reloj agotada es auténtico follón, y dejémoslo ahí. Esto es lo que hay, esto es el tic sin el tac. Confieso que durante el curso de formación al que nos obligaron a asistir antes de darnos el forfait para viajar en el tiempo, durante las pocas clases en las que no me quedé dormido, me asustaron un poco con todo eso del efecto mariposa. Así que desde el primer día me esfuerzo en matar a todos los bichos alados con los que me topo. Es ver revolotear algo por los alrededores y abalanzarme con la bota en alto, para prevenir huracanes en la otra punta del mundo, creo. En definitiva, que me he enrolado en esto del ecologismo temporal. Ya sabes, esto que consiste en mandar mensajes subliminales a tu yo del pasado para que recicle más y mejor. En el futuro están un poco preocupados porque la capa de ozono se ha convertido en la mota de ozono. Están bastante alterados por los desastres climáticos constantes. Están muy aterrados por eso que dicen en la tele de que el mundo se desintegrará a dos años vista. El caso es que el estado te da un cheque regalo si viajas al pasado y consigues que tu yo de antes no sea tan negligente para con el mundo que va a legar a sus nietos. Se supone que debes disfrazarte para que nadie te reconozca, se supone que debes ponerte una peluca o un bigote de pega,  y encontrar esa versión más ingenua y menos arrugada de ti. Una vez que te localizas, debes condicionar tus acciones venideras con gran sutileza. Según el manual, debes chocarte accidentalmente contigo mismo al salir del supermercado y convencerte para que esa noche te duches en lugar de bañarte. Pero a mí todo eso me importa una mierda, la verdad. Lo del cheque y lo que diga el manual y lo del mundo descomponiéndose, me da absolutamente igual. Yo me apunté a esto para reconquistar a alguien más volátil que el clima, para soldar algo más grande que las placas tectónicas. 

 
Mi plan es demasiado simple. En lugar de encontrar a la versión joven de mi persona y susurrarle eslóganes medioambientales al oído mientras duerme, le apuntaré a la barriga con una puta escopeta. Vaya, que le amenazaré y torturaré hasta que le saque una promesa por escrito. La finalidad no es otra que asegurarme que, aunque sea bajo coacción, aprovecharé cada pequeño momento y lo convertiré en algo digno de recordar. Que aprovecharé todas las oportunidades de destacar por minúsculas que sean, y que así afianzaré mi relación contigo. Sí. Contigo. Porque si esto sale bien, regresaré y estarás ahí escuchando esta batallita. El propósito último de abrirme la cabeza a culatazos no es otro que asegurarme que, en aquel momento en el que estaremos montados en un teleférico flotando por encima de un hermoso paraje, te diré algo bonito al oído. Que te diré algo bonito y memorable al oído en lugar de decirte que sería horrible que los cables que sujetan este trasto se rompieran, que no quiero morir llevando un chándal. Que corregiré ese relato primerizo antes de enseñártelo, y evitaré así  que digas que  parece escrito por un subnormal. Que estaré preparado para aquella otra vez que me sorprenderás hablando solo delante de un armario, y que al momento argumentaré  que estaba ensayando una obra teatral o un discurso. Que me inventaré lo que sea pero que no me conformaré con parecer un tarado sin medicar. Que cuando me digas que no estoy a la altura, te demostraré lo contrario haciendo algo más que pasarme el resto del día andando de puntillas
Vaya, que no acepté este trabajo de basurero espacio temporal para reciclar nada, sino para conseguir que no se tenga que tirar. Acepté este medio trabajo medio servicio social para tener un presente que pueda transmutar en futuro. Un presente donde no sienta la necesidad imperiosa de aplastar mariposas y donde a los relojes se les cambie la pila antes de que se detengan. Un ahora  en el que se escuche el tac después del tic.

O no. O al revés. Bah. Da igual.

1 comentario:

  1. Si eres capaz de decir de alguien algo tan animal como esto - Yo me apunté a esto para reconquistar a alguien más volátil que el clima, para soldar algo más grande que las placas tectónicas - creo que la psicopatía queda perdonada. Queda de lujo y más.

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