El halago máximo


Ignoro totalmente que hay que buscar en esta vida, lo que si queda claro es lo que decidimos buscar. Hay gente que cree que el mayor anhelo es ( y debe ser) alcanzar la felicidad. Algunos, menos egoístas, piensan que el objetivo es obtener respuestas. Poco les importa que no se haya formulado pregunta alguna. Otros muchos, simplemente desean follar. Todo eso no son más que las distintas cabezas de una misma quimera llamada halago.

La meta en la vida es clara: acumular halagos. Pero no simples halagos, sino halagos de calidad. Cuanto mas minoritarios y anónimo sean, más nos llenaran. Un halago de un familiar o amigo nos cunde menos que una clase de pilates a Stephen Hawking. Los más allegados buscan ensalzar su imagen, y hacernos la pelota es una oportunidad de oro que nunca dejarán escapar. Fingimos agradecer los halagos si provienen de gente cercana, pero en realidad los despreciamos. Los despreciamos porque sabemos que son falsos , o por lo menos, por que no tenemos motivos para pensar que sean ciertos. Un halago de un desconocido es algo totalmente distinto. El desconocido no tiene nada que ganar o perder. No se nos quiere follar ( en principio). No se verá beneficiado con nuestra alegría o tristeza inmediata . Así que irremediablemente, es sincero.

De pequeños nos basta con recibir halagos en el ámbito familiar. Halagos por aprender a andar, por decir papa, o por cagar dentro de un agujero de porcelana. Nuestra sed se halagos ( y la de nuestros padres) crece con nuestro cuerpo. Poco después, el ámbito familiar se queda pequeño y empezamos buscar fuera. Empezamos el colegio. En la etapa académica todo se simplifica, los halagos pasan de ser algo efímero a adquirir forma de escala numérica. La evolución sigue su curso en la etapa laboral, los halagos siguen quantificandose numericamente, pero esta vez no los recibimos de manera trimestral sino mensual.
De adultos intentamos adquirir halagos mostrando nuestros halagos ya recibidos. Al fin y al cabo, un currículum no es más que la síntesis de los mejores halagos recibidos en nuestra vida.

El objetivo a largo plazo es labrarnos un gran halago que nos sobreviva. Para que cuando alguien lea nuestra esquela, o nos encuentre por casualidad en internet, se crea que eramos mejores de lo que realmente fuimos.

Podría decir que a mi los halagos me importan poco o nada, que soy totalmente ajeno a ese mal mundano, pero entonces ¿quién me iba a felicitar?

6 comentarios:

  1. No me gusta que me alaguen, no soy buena para ello, prefiero recibir un pago por un trabajo bien hecho por el que he luchado sin que nadie intercediera por mi.
    Me gusta pasar desapercibida y evitar tener que dar las gracias o ponerme colorada por ello, me gusta ser feliz disfrutando todos los días y pretender estar tranquila en mi vida, que es lo único que busco, disfrutar siendo yo. Mi currículum, es sólo para mi y para el que le interese contratarme, el resto, no le importa a nadie, si tienes algo no me gusta que me lo refrieguen para quedarme admirando al que lo hace, eso es odioso y yo me quedo tranquila y paso del tema.
    Hay gente que los busca y gente que los evita, en mi caso, prefiero no enseñarlos o recibirlos.

    Besos, Silderia

    ResponderEliminar
  2. Como he dicho, un pago es la moneda actualmente en vigor para cuantificar halagos.

    Creo que los buscamos todos, de manera consciente o no. No buscarlos o renegar de ellos es otra manera de recibirlos.Viene a ser como eso de : No hay nada mas moderno que no querer ser moderno.

    ResponderEliminar
  3. Muchas felicidades por tu blog!

    Feliz halago!

    Cris!!

    jiji

    ResponderEliminar
  4. Esperar halagos entorpece mi trabajo, no son auténticos si no me creo merecedora de ellos, adictivo si no los manejo con cabeza, en su justa medida alientan ¿a quien no le gusta recibir una palmadita en la espalda?
    Si te importa o no a mí me da igual y te digo que me mola como escribes. ¿Eso es un halago?
    Saludos

    ResponderEliminar
  5. Muy interesante, pero no creo que sea la búsqueda máxima, con halagos alimentamos el ego, pero los egos son muy diferentes, algunos consumen poco, otros son insaciables e inconformistas, los hay que se engañan y los hay duros de pelar.
    A veces hago cosas que me satisfacen plenamente sin pensar en el premio o halago, sin que nadie lo sepa o sabiendo que a nadie le importa. Aunque quizás mi propio halago me basta, ajá!
    Halagos!

    ResponderEliminar
  6. tienes razon, pero cuando no tienes un halago económico resulta muy difícil ponerte en circunstancias ya que estos son escasos, mal recibidos y poco considerados.

    Yo no voy a la moda, algo que no se definir no puedo serlo, creo yo.. Aunque desde que te leo y escribo no estoy tan segura. Eso me gusta.

    Besos, Silderia

    ResponderEliminar