Ser oculista en Alfa Centauri

Que en este mundo nos quejemos constantemente de la calidad de nuestros oficios, cada cual del suyo, se debe a que hasta el día de hoy todavía no conocíamos el peor de todos. El de oculista en Alfa Centauri.

Se trata de una profesión vocacional, practicamente podría considerarse como una enfermedad congénita. No se elije ser oculista en Alfa Centauri, se nace siéndolo. Por todos los habitantes de la zona es temido el día en que sus hijos, mientras jueguen con algún juguete sin demasiada pasión, más para matar el tiempo que para disfrutar con el propio juego, miren vagamente a los ojos de sus padres y les comuniquen que quieren ser oculistas. El drama está servido. Los padres suelen enfadarse y castigar a sus hijos, amenazándolos con eternas condenas de no quitarse inmediatamente semejante barbaridad de la cabeza. Las madres, por su parte, empiezan a sollozar y, una vez en su cuarto, entierran la cara entre almohadas, para amortiguar así el sollozo ya convertido en llanto.

A los pocos años, los padres, viendo que tal y como sospechaban el capricho de su hijo no era efímero si no más bien una voluntad inquebrantable, deciden hacer pública la la mala noticia. Cuanto antes, mejor, piensan. Los familiares llaman dando el pésame. Los vecinos les detienen por la calle para decirles -Si es que se le veía en la cara -. Y los amigos, bueno, los amigos se convierten en vecinos.

Con el niño ya convertido en adulto la situación empieza a normalizarse. Puestos a estar condenados a la horca, por lo menos no gritemos, no fuéramos a molestar con nuestros alaridos de pavor al verdugo, piensan los padres. El chico ingresa en la universidad y se licencia sin problemas. Puesto que esta es su vocación, le parece apropiado esforzarse en sacar buenas notas. El adulto, ya convertido en oculista con un título oficial para acreditarlo, abre su consulta en centro de la ciudad. Sus pacientes, que son todos y cada uno de los habitantes del planeta, padecen siempre la misma dolencia: ceguera crónica. El oculista les dice a todos lo mismo, lo que memorizó en la universidad y le valió el título, lo que estuvo obligado a tatuarse en las nalgas tras perder una apuesta, lo que dirá el resto de la vida y por lo que todo el mundo le odiará

- Lo siento. Como ustedes ya saben, vivimos en Alfa Centauri. Estamos, somos, la estrella más brillante en el sistema de centauro. Brillamos con tal fuerza que, desde otros sistemas, nos pueden ver a simple vista. La culpa de estar ciegos es suya, también mía. Se les dijo bien claro nada más nacer: No abran nunca los ojos mientras vivan, de lo contrario, y por la luminosidad que provocan las estrellas incandescentes por las que estamos rodeados, perderán la visión irremediablemente. Pero ustedes, pero yo, dentro de nuestra infinita estupidez, creímos necesario abrir los ojos aunque fuera una sola vez; para conocer el rostro de nuestros padres, el color de las bragas de nuestras amantes, o para ver la película por la que acabábamos de pagar una entrada. Jódanse, señores, jódanse como me jodo yo. No. No me pregunten porqué podemos vivir entre estrellas, siendo la ceguera nuestro único problema cuando , según la pura lógica, nuestra preocupación sería la siempre eficiente desintegración, no me lo pregunten pues ya conocen la respuesta, es por esa tecnología tan rara, esa que tiene un nombre impronunciable. Pero no desesperen, no todo esta perdido. Les pondré éste colirio, no les curará, no, eso se lo garantizo yo, pero les hará llorar debido al tremendo escozor que provoca, y el picor les hará olvidar las penas durante unos minutos.. Luego, les haré unas cuantas pruebas estúpidas, me dirán que letras en braille les parecen más claras. Les pondré unas gafas que, dado que yo también soy ciego, bien podrían ser mazorcas, pero creo que son gafas, les iré intercambiando las gafas, o las mazorcas, y les preguntaré si su visión es mejor o peor, ustedes siempre responderán que no ven una puta mierda. Me pagarán mis elevados honorarios y se irán a casa, cabreados con el mundo en general y conmigo en particular. Y dentro de un mes, cuando se les pase el cabreo y recuperen, por algún sin sentido que no alcanzo a comprender, la esperanza en la ciencia médica, volverán a pedir cita y les repetiré lo que acabo de decirles.

3 comentarios:

  1. Sr. X; al Rey lo que es del Rey y a Dios lo que es de Dios y a Ud. lo que es de Ud.
    Lleva unos días "sembrao".
    Excelente sentido del humor, y según dicen un buen sentido del humor denota inteligencia (según dicen).
    Imagino contando eso de viva voz y con gracia es para morirse de risa y llorar de la triste vida, o viceversa.
    Besos, sonrisas, abrazos y aplausos.

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  2. Eso me convertiría en virrey o en semidiós. Si se puede elegir prefiero ser virrey, por el derecho de pernada y esas cosas.

    Gracias. Pero no caiga en el error de pensar que ultimamente estoy sembrado, piense que habitualmente no lo estoy.

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