Superpoderes
Tras tres horas y media de... algo, no se muy bien de qué, tengo una docena de páginas escritas y una bufeta a punto de reventar. Le echo un vistazo general a la primera parte del relato. Sublime. Sexo, intrigas, sexo, giros inesperados, sexo, diálogos ácidos, sexo, un pentágono amoroso,sexo, acción trepidante, sexo. Joder ¡Maravilloso! Debería guardar esto en una caja fuerte, debería contratar un comando de ex militares albano kosovares para que defiendan esta joya día y noche. Me levanto y voy a mear. Cuando vuelvo y echo una nueva ojeada al texto, palidezco. Qué clase de mierda es esta. Yo no he escrito esto. Antes no era así. Alguien lo ha cambiado. Quizás hayan sido los albano kosovares. Imposible. Todavía no los he contratado. Selecciono el archivo de texto y lo elimino con una mueca. Darte cuenta que algo no te gusta después de crearlo, y de haber invertido tiempo en él, es una habilidad a temer. Quizás por eso no quiera tener hijos.
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Por lo menos ha sacado en claro que eso no te gusta y lo elimimas, un niño no puedes descambiarlo.
ResponderEliminarUn abrazo, silderia
Hay una leyenda urbana que dice que gran parte de nosotros somos agua, que debemos mantener la proporción optima en nuestro cuerpo para el buen funcionamiento físico y mental del susodicho.
ResponderEliminarLa muestra del botón está en ti, mira lo que te pasa al perder liquidos; ya no discurres de la misma manera.
P.d. Si tanto sexo habia en tu escrito no sería tan malo, ¡vamos digo yo!.