El día de la sublimación


30 de Febrero de 2020

Maldito diario

Lo he logrado, al fin. Obviemos lo malo. Eludamos la explosión. No mencionemos la paliza recibida por mis vecinos enojados. Ni el disparo en la rodilla que la anciana lisiada del ático me ha deslizado al ver su gato de Angora carbonizado. Desterremos de la memoria la denuncia colectiva por dejarme el gas abierto y provocar daños estructurales en todo el edificio. Olvidemos todo eso y muy deprisa. Hoy es el primer día del resto de mi vida. Hoy he puesto el último punto. Hasta las cejas de morfina, ensangrentado, mientras me extraían la bala en la mesa de operaciones, he puesto el punto final del manuscrito, dentro de mi cabeza. Hoy he terminado mi obra magna imaginaria. Es horrible, y no podría estar más satisfecho. Por fin he completado el libro que jamás redactaré. Y ya está, el bloque se quedará sin esculpir. Para qué molestarse, si yo ya he triunfado, en mi mente. Hoy soy omnipotente, inmortal. Hoy soy la bragueta de Nacho Vidal.

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